Historias de personas refugiadas y migrantes

Angel Antonio Ruiz Oropeza

Migrante venezolano, 54 años.
Profesor de yoga en Lima, Perú.

“Un migrante es un tesoro, trae una cultura y un sueño a los lugares donde llega, y esa cultura y ese sueño se convierten en un elemento que nutre, que hace crecer la sociedad.

Soy Angel Antonio Ruiz Oropeza, tengo 54 años. De Venezuela salió un grupo importantísimo de profesionales a todos los niveles; personas con doctorados, maestrías y licenciaturas; técnicos, obreros, enfermeras, personal de salud; profesionales que cualquier sociedad para formarlos tardaría muchos años. Eso te da una posibilidad de hacer grandes aportes a la sociedad del país de acogida.

Yo salí de Venezuela el 21 de febrero de 2018 con destino a Perú. Fue un viaje un poco difícil por las tragedias que veía en el camino. Madres con niños en brazos, gente que duraba días sin comer. Por suerte, siempre conseguí personas que me apoyaron con alimentos y vestido. Aunque era verano, en la frontera a veces pasaba frío.

Soy licenciado en filosofía. En Venezuela era profesor y me dedicaba a dar clases en universidades. Mi sueño era desarrollarme como profesor y jubilarme. Pero tuve que cambiar mi proyecto de vida. Cuando llegué a Lima, trabajé en una juguería y en una panadería. Con el desarrollo de la pandemia, se me abrió una gran oportunidad: vi que la gente necesitaba actividades para aliviar el estrés, la ansiedad, la depresión que causaba la pandemia. Entonces comencé mi formación como instructor de yoga y empecé a dar clases de yoga gratuitas.

Ahora soy instructor de yoga en la Asociación Cristiana de Jóvenes del Perú, YMCA, en los programas de yoga para adulto mayor y yoga fitness. Además, tengo un emprendimiento llamado Anahata.Vita, una escuela de yoga en parques públicos.

Siento que la diáspora venezolana hace un gran aporte a la sociedad peruana. En mi caso, a través del yoga ayudo a las personas a mantener su calidad de vida y bienestar. Lima es una ciudad bien convulsionada, la gente trabaja largas jornadas y se genera mucho estrés, ansiedad, depresión. El yoga permite mantenerte saludable. En las clases de los adultos mayores, por ejemplo, todos los días recibo con agrado comentarios de personas que se sienten mejor, que han mejorado su calidad de vida y bienestar.

Estoy convencido de que la mejor forma de integrarse con las personas y la sociedad es a través de los valores, de los principios, del esfuerzo de trabajo y de la educación. Hay que desterrar esa idea de que el migrante va a quitarle trabajo a los nacionales, que son delincuentes, que las mujeres son prostitutas. El migrante aporta cultura y el propósito de vida que te lleva a ser el mejor ciudadano en cualquier país del mundo. Somos ciudadanos universales. El peruano sabe lo que es la migración; muchos se muestran empáticos, solidarios. Yo estoy muy agradecido al Perú. Me gustaría nacionalizarme peruano.

Mi gran sueño es hacer de la práctica de yoga una herramienta para que la gente tenga bienestar y calidad de vida en Lima. Sueño con tener mi estudio de yoga. También quisiera reencontrarme con mis hijos acá, que ellos pudieran venir, estudiar y trabajar en esta hermosa sociedad. Veo mi futuro con optimismo.”