Historias de personas refugiadas y migrantes
Yolimar Portillo
Migrante venezolana, 45 años
Líder de la ONG Banderas Unidas en Colombia
Nuestras costumbres, nuestras raíces deben estar siempre vivas. Nunca deben morir, más bien deben fortalecerse, transformarse, porque nosotros estamos en un segundo país, siempre debemos llevar eso por dentro. Si como mujeres somos vulnerables, la población afro de migrantes ha sido aún más vulnerada. Es importante que los niños sepan que nuestras raíces no se pierden y que la migración solamente es un cambio de sitio, más no de nuestras raíces.
Me llamo Yolimar Carolina Portillo y tengo 45 años. Migramos en el 2015. Residía en Valencia, Estado Carabobo. Trabajaba en un mercado mayorista vendiendo alimentos. A la vez le daba a las personas información sobre procesos de legalización en el área administrativa. Hoy soy representante legal de una organización de población afromigrante. Fortalecemos capacidades de las personas y tratamos de visibilizar la problemática en cuanto a violencias. Hacemos integración con las mujeres, los jóvenes, los niños, las niñas, la comunidad LGTB desde el 2019, que se organizó esta asociación. Somos cinco mujeres, felices, porque estamos fortaleciendo a muchas otras personas.
Nosotras queremos erradicar las violencias a partir del conocimiento y hacer una construcción de paz. El poder aprender, replicar y ver los frutos me genera un orgullo muy grande. Mi aporte a la comunidad es instalar capacidades y poder ser motivadora de las personas, que saquen lo mejor y poder dignificar la vida, tanto de ellas como de su núcleo familiar. Muchas habilidades del cual al migrar se olvidan. Que la migración sea una fortaleza y más una unión con el país donde estamos, para sentirnos útiles ante las comunidades. Ser migrante y afrodescendiente es visibilizar la diversidad y la riqueza cultural. Es importante poder transmitir lo que nosotros en nuestro país aprendimos.